INFANTA DOÑA MARÍA
Nació en el interior del Alcázar de los Reyes Cristianos un 29 de junio de 1482.
Córdoba celebró tan importante nacimiento con una corrida de toros, posiblemente la primera que se organizó en la ciudad.
La infanta doña María acabaría jugando un papel muy destacado en la política de alianzas de los Reyes Católicos porque fue reina de Portugal, madre de dos reyes y abuela de otro rey del país vecino y madre de una emperatriz.
Ya en el siglo XX, la ciudad de Córdoba dedicó a tan ilustre cordobesa una de las calles principales de uno de los barrios que marcaron la expansión de la ciudad hacia el oeste: Ciudad Jardín.
Sus restos reposan, junto con los de su marido, el rey Manuel el Afortunado en el Monasterio de los Jerónimos de Lisboa.
Córdoba celebró tan importante nacimiento con una corrida de toros, posiblemente la primera que se organizó en la ciudad.
La infanta doña María acabaría jugando un papel muy destacado en la política de alianzas de los Reyes Católicos porque fue reina de Portugal, madre de dos reyes y abuela de otro rey del país vecino y madre de una emperatriz.
Ya en el siglo XX, la ciudad de Córdoba dedicó a tan ilustre cordobesa una de las calles principales de uno de los barrios que marcaron la expansión de la ciudad hacia el oeste: Ciudad Jardín.
Sus restos reposan, junto con los de su marido, el rey Manuel el Afortunado en el Monasterio de los Jerónimos de Lisboa.
DOLORES CASTRO (DORA LA CORDOBESITA)
En la década de los años 20, Córdoba contaba con una de las artistas más populares de la época: la cupletista Dora la Cordobesita.
Nacida un 22 de mayo de 1902 en el barrio de San Lorenzo, fue emblema de la belleza de la mujer cordobesa y una de las artistas más famosa de su época.
Fue el empresario cordobés Antonio Cabrera quien hizo debutar a Dora en el Salón Rodríguez cuando esta apenas tenía 14 años. De la mano de Cabrera, la Cordobesita inició una carrera que la llevó a los principales teatros del país con el espectáculo "Lo mejor de Córdoba", hasta que en 1919 logra el ansiado debut en Madrid.
Modelo de Julio Romero de Torres
La amistad de Cabrera con Julio Romero de Torres permitió al pintor conocer a la cantante "de cuya belleza quedó prendado". La Cordobesita fue modelo de Romero de Torres en un buen número de cuadros y carteles publicitarios, como los de los vinos y anises Cruz Conde, que durante décadas han formado parte de la decoración de muchas tabernas cordobesas.
Tras casarse con el torero Chiculeo, Dolores Castro abandonó los escenarios para residir en Sevilla hasta su muerte en 1967.
Nacida un 22 de mayo de 1902 en el barrio de San Lorenzo, fue emblema de la belleza de la mujer cordobesa y una de las artistas más famosa de su época.
Fue el empresario cordobés Antonio Cabrera quien hizo debutar a Dora en el Salón Rodríguez cuando esta apenas tenía 14 años. De la mano de Cabrera, la Cordobesita inició una carrera que la llevó a los principales teatros del país con el espectáculo "Lo mejor de Córdoba", hasta que en 1919 logra el ansiado debut en Madrid.
Modelo de Julio Romero de Torres
La amistad de Cabrera con Julio Romero de Torres permitió al pintor conocer a la cantante "de cuya belleza quedó prendado". La Cordobesita fue modelo de Romero de Torres en un buen número de cuadros y carteles publicitarios, como los de los vinos y anises Cruz Conde, que durante décadas han formado parte de la decoración de muchas tabernas cordobesas.
Tras casarse con el torero Chiculeo, Dolores Castro abandonó los escenarios para residir en Sevilla hasta su muerte en 1967.
Ana María de Soto
Ana María Antonia de Soto y Alhama siempre se la recordará en su tierra, Aguilar de la Frontera (Córdoba), como la primera mujer en hacerse pasar por hombre para convertirse en infante de la marina española.
El engaño duró más de cinco años, hasta que una enfermedad desveló la suplantación en 1798, aunque, lejos de que se la sancionase, Carlos IV la distinguió por su valor “en atención a las acciones de guerra en que participó, a su heroicidad, acrisolada conducta y singulares costumbres con que se ha comportado durante el tiempo de sus apreciables servicios”, según la Real Orden que recoge una publicación municipal.
El engaño duró más de cinco años, hasta que una enfermedad desveló la suplantación en 1798, aunque, lejos de que se la sancionase, Carlos IV la distinguió por su valor “en atención a las acciones de guerra en que participó, a su heroicidad, acrisolada conducta y singulares costumbres con que se ha comportado durante el tiempo de sus apreciables servicios”, según la Real Orden que recoge una publicación municipal.